LA VACA FLACA ESPAÑA.
Puede que sea la imagen que mejor exprese la situación en la que nos encontramos en España… Es muy triste pero es tan cruda como real.
¿En qué situación nos encontramos? En España somos pobres, siempre lo hemos sido, volvemos a cometer una y otra vez los errores del pasado, no aprendemos o no queremos aprender, no lo vemos o no lo queremos ver. Está claro que hay gente (no sé quiénes pueden estar interesados…) a las que no les conviene que se invierta en tecnología, en I+D+i… ¿y por qué es esto que digo tan evidente? Pues… no sólo, porque el porcentaje de PIB destinado a esta inversión es muy bajo, sino que además, el mismo, se va reduciendo de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) progresivamente… así de simple, da igual el color del Gobierno de turno.
Cuando aquellos prósperos siglos de oro en la que los reyes de España traían galeones cargados de oro y plata y por ende se nadaba en abundancia, en España, íbamos de “sobraos” (porque teníamos riquezas tangibles) y comprábamos todos los bienes en el extranjero (mandábamos las materias primas por toda Europa para que nos la transformaran y luego las recoprábamos), estos bienes u objetos, en términos reales, incorporaban abundante capital tecnológico (vidrios, joyas, textiles,…). Conclusión, si tenemos dinero para pagar, ¿para qué vamos nosotros a calentarnos la cabeza y a complicarnos la vida copiando esas fábricas, aprendiendo y adoptando esas técnicas de manufactura que nos permitan fabricarlo nosotros mismos? Me vienen a la cabeza muchas respuestas en forma de razones por las que habría sido y es deseable invertir en tecnología: 1- ser más productivos y competitivos (lacra desde hace muchísimo tiempo). 2- considero más crucial la de no depender o dejar en manos de extranjeros nuestro progreso como sociedad, que al fin y al cabo, éste, depende bastante del progreso tecnológico. En definitiva, teníamos muy de cara el incorporar el capital físico en el humano para crear una ventaja competitiva.
Lejos de ésto, en España, aun se escuchan argumentos de la época de la revolución industrial en la que se veía la tecnología como una enemiga del empleo y del obrero, quemaban fábricas y máquinas porque éstas les quitaban el trabajo. Pero, ¿Cuántos puestos de trabajo son necesarios para CREAR tecnología? Muchos y además, cualificados.
Los vidrios y joyas de hoy son Internet, industrias como Microsoft, Apple, Samsung… llevamos tiempo dejando pasar el tren de la industria automovilística, que ahora, con el giro que se da hacia un mercado cada vez más respetuoso con el medio ambiente, ofrece posibilidades aún más golosas en el terreno de la innovación.
Schumpeter fue el primer economista que plasmó con rigor económico la importancia que se merece a la tecnología, que, hasta entonces, se introducía en los modelos de crecimiento clásicos y neoclásicos como algo “dado”, es decir, externo o exógeno. Esto en España nos resulta bastante común y familiar.
Entonces, ¿Cómo de importante es para España crear tecnología? ¿y para los países de nuestro entorno?
Fuente: INE base. Elaboración propia
El porcentaje de PIB español empleado a I+D+i es mayor por parte de las Administraciones públicas que el que invierte el sector privado, hay que tener en cuenta que el porcentaje invertido está muy por debajo de países como Francia, Alemania, Finlandia, Suecia. Italia es al que más no asemejamos. Países como Francia o Alemania crean tecnología (por ejemplo: industria automovilística) y España pone las fábricas (es más barato pagar sueldos a españoles que a franceses o alemanes), cadenas de montaje. Dependemos de ellos. Como ha ocurrido varias veces, estos mercados tan competitivos (sobre todo gracias a los emergidos mercados asiáticos) provocan convulsiones que llevan a cerrar fábricas. Y como consecuencia, manifestaciones masivas en España de trabajadores que se van a quedar en el paro. Es decir, rezamos para que los coches alemanes y franceses sigan siendo buenos y competitivos (importante capital incorporado en forma de capital). Dejamos nuestro bienestar futuro en manos ajenas. Y nos conformamos. Es cada vez más evidente que no podemos seguir en esta dinámica porque a nuestros socios europeos cada vez le comen más terreno los mencionados tigres asiáticos en materia de costes, con ellos no podemos competir. Por eso, una de las vías de diferenciación que se están tomando en Europa es el de no emitir gases contaminantes. En España, una vez pase el vendaval de la crisis actual deberíamos aprender la lección y ponernos a trabajar en serio en nuestro futuro tecnológico, que se puede compaginar (sería muy deseable) con el turístico, cultural e inmobiliario. Pienso que sería una buena manera de repartir riesgos.